Luego serán los egipcios que perfeccionarán en la elaboración del perfume a través del uso de esencias naturales. Utilizaban estas fragancias para aromatizar el sepulcro y las mujeres rellenaban sus joyas de aromas, para transportar esos aromas fragantes.
Y en la Edad Media, el perfume sufrió un periodo de retroceso. Los alquimistas comenzaban a utilizar técnicas de destilerías y realizan perfumes con materias primas exóticas.
La iglesia durante un periodo prohíbe totalmente el uso del perfume y condena a los alquimistas como brujos o herejes, castigados por hacer «pócimas» que incitaban a diferentes tipos de placeres, por lo cual el perfume quedaría relegado únicamente a los burdeles y encuentros íntimos.
Con la muerte de la Inquisición, la llegada del Renacimiento generó que se acepte nuevamente el perfume. Versalles y su corte comienzan a embriagarse con todo tipo de fragancias imponiendo sus costumbres. El perfume pasó a formar parte de todo, ya que en la corte no se bañaban mucho, y en Versalles vivían más de 20 mil personas en el palacio, así que debían ocultar los malos olores.
La ciudad francesa de Grasse gracias a su materia prima, se convirtió (hasta la fecha), en el centro perfumista por excelencia.